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Juan Castro y Velásquez y la dualidad entre la historia del arte y el arte contemporáneo
By María del Carmen Oleas Posted in Historia del Arte Ecuador on March 6, 2019 0 Comments 5 min read
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El 15 de febrero de 2018 falleció en Guayaquil el historiador del arte Juan Castro y Velásquez. Desde los años ochenta, cuando regresó de estudiar Historia del Arte en Alemania, realizó un trabajo constante de historiador y gestor cultural en la ciudad de Guayaquil. Promovió el Salón de Artistas Jóvenes Vicente Rocafuerte que, en la década del 80 por primera vez, premió instalaciones en certámenes de esta índole en el país. Creó la Sociedad Fondo Jóvenes Talentos que impulsaba la formación de músicos en el extranjero y contribuyó a la formación de la colección de arte moderno del MAAC. Incentivó la formación inicial del colectivo Artefactoría, guiando los primeros pasos de estos artistas en el arte conceptual, lo que abrió las puertas al arte contemporáneo en el Ecuador (en el 2017, este colectivo fue galardonado con el reconocimiento a la trayectoria del Premio Mariano Aguilera al arte contemporáneo). Por su muerte, lastimosamente dejó inconclusas las investigaciones sobre el escultor italiano Enrico Pacciani y sobre el pintor español José María Roura Oxandaberro.

Es redundante, sin embargo, hablar de los aportes que Castro y Velásquez hizo a las artes en el país, ya que su labor ha sido reconocida en repetidas ocasiones. Así quisiera enfocar este comentario en la productiva dualidad de su trabajo. Por un lado el significativo aporte de sus investigaciones históricas, ha reforzado el corpus académico para la investigación historiográfica del arte en el Ecuador  y, por otro lado, su incansable trabajo como gestor cultural que promovió constantemente la producción de arte contemporáneo en Guayaquil.  

A mediados de la década pasada pude trabajar de manera muy lejana con él. Yo era asistente de producción en el Cine OCHOYMEDIO, institución que se encargaba de la programación del MAAC Cine en Guayaquil. En esa época, él coordinaba el programa Alta Cultura que cada mes hacía proyecciones de ópera, cine arte y música clásica en esas salas de proyección. Con la arrogancia de la juventud, en ese momento pensé que estas actividades eran superfluas y que no contribuían para suplir las necesidades culturales de la ciudad. No obstante con el tiempo, me di cuenta de que una de las principales necesidades culturales en el Ecuador, es el acceso a expresiones artísticas como estas.

Recientemente tuve otro acercamiento a este personaje, pero en esta ocasión, a través de su obra. En la investigación historiográfica sobre arte ecuatoriano del siglo XX que realicé para mi trabajo doctoral, pude leer algunos de sus textos. Entre otras cosas, conocí la extensa investigación que realizó sobre la obra de Manuel Rendón Seminario y también me di cuenta de la gran influencia que tuvo en la producción de arte contemporáneo en Guayaquil en la década del 80 y 90. Aproximarme a Castro y Velásquez desde la academia, me permitió entender la dualidad en el trabajo de este historiador. Mientras promovía de manera enfática, la difusión de expresiones artísticas clásicas; al mismo tiempo, impulsaba la producción de artistas jóvenes.  

La popular frase reza, “si no conocemos la historia, estamos condenados a repetirla” y en su práctica como historiador y gestor, Castro y Velásquez dio abundantes muestras de que solamente conociendo el pasado, se puede comprender lo contemporáneo. En la actualidad, una nueva generación de pensadores ha tomado al arte como su tema. Muchos jóvenes han seguido el camino de la curaduría, la gestión artística y en menor grado, de la crítica de arte; sin embargo, muy pocos se han dedicado a la investigación histórica. Hay que decir que la preferencia por estas labores se entiende en un contexto como el ecuatoriano, donde las redes de relaciones que implican la curaduría y la gestión son más “seductoras” que una producción de pensamiento supeditada a agendas personales y a fondos públicos casi inexistentes. Así, el trabajo del historiador del arte es realizado por pocos investigadores serios interesados sobre todo, en el arte precolombino, colonial, republicano y moderno; la investigación histórica sobre arte contemporáneo ha quedado relegada solamente a los partidarios de retos académicos y de investigaciones complejas.  

Comprender el trabajo dual de Castro y Velásquez me ha hecho reflexionar sobre el rol que cumple la Historia del Arte en la producción artística contemporánea. Después de conocer su labor resulta indiscutible la importancia que tiene conocer la historia para motivar producciones contemporáneas de calidad. Una muestra de esto es la vigencia que hasta la actualidad, tiene el trabajo que el colectivo Artefactoría realizó en la década del 80, el que en sus inicios, fue conformado con ayuda de Castro y Velásquez. Confío en que las nuevas generaciones de historiadores del arte, comprendan la importancia de esta dualidad y, que con su trabajo, mantengan vivo la propuesta dual de Juan Castro y Velásquez en la que se sintetiza la historia y el arte contemporáneo.

Fotografía: Juan Castro y Velásquez (fragmento) de Cesar Franco, 1983. Catálogo 25 años Galería Madeleine Hollaender.

Arte Contemporáneo Ecuador Guayaquil Historia del Arte Juan Castro y Velásquez


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