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Logo María del Carmen Oleas

Historia y crítica del arte

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Muriel. 

Muchas veces el dibujo es considerado como el inicio de una obra de arte, raramente es considerado una obra finalizada. Una muestra de esto es que, en exposiciones de reconocidos pintores, se muestran dibujos como bocetos de sus pinturas como si fueran borradores de una obra finalizada. Autores como John Berger (2011) definen al dibujo como una obra privada, de intensa relación con las necesidades íntimas del artista, es así que esta técnica se ha desarrollado a la sombra de otras consideradas hegemónicas. Esta suerte de “marginalidad” del dibujo como obra de arte, le ha proporcionado cierta libertad, configurándolo como una técnica sencilla y abierta para el espectador.

La relación entre el público y un dibujo es distinta que la que se establece con una pintura. Con el dibujo se establece un diálogo horizontal en el que existen preguntas y respuestas, la pintura en cambio es contundente, no se deja cuestionar. El dibujo como técnica artística pone en juego la sinceridad frente a cuestionamientos cotidianos. En sus dibujos el artista se descubre frente a quienes lo observan y se pone al nivel de sus espectadores. Para los artistas dibujar es un acto de sinceridad.

Esta muestra se acerca a la obra de Guillermo Muriel desde el dibujo, el foco central de la curaduría, son más de 300 dibujos realizados entre las décadas del 60 y del 80 del siglo pasado. El objetivo es entablar un diálogo directo entre el público y el artista como persona, despojándolo del personaje -que muchas veces han sido impuestos a los hombres talentosos-, para dialogar con el hombre. Se han tomado algunas pinturas como referencia temporal, sin embargo, el centro es el dibujo como espacio de equilibrio del artista frente al público.

La obra pictórica de Guillermo Muriel es una de las bases del arte contemporáneo ecuatoriano. Su participación en la Anti Bienal (1968) y en el Grupo VAN evidenciaron su inconformidad con el manejo institucional del arte y su protesta se hizo desde la creación. En esta muestra el artista exhibió dos cuadros en técnicas mixtas con los que puso sobre la mesa las inquietudes y los reclamos que él hacía al arte como institución social. Es bien conocida su convicción política revolucionaria que, además, es evidente en su obra pictórica que ha sido exhibida en, un poco más, de diez muestras individuales a lo largo de su vida. Para Muriel, el artista debía ser un portavoz del pueblo, en su práctica no cabía la idea de “la fama” como se la concibe ahora.

Fue un hombre de familia, es recordado por sus hijos con profundo cariño y con la añoranza que se le tiene solamente a un padre amoroso. Asimismo, su trabajo como docente dejó una huella importante en artistas contemporáneos ecuatorianos. Recordado con afecto por sus estudiantes, la huella de su apertura y de su disciplina como artista se puede distinguir hasta la actualidad. Respetado por sus colegas -docentes y artistas-, muchos lo consideran un modelo a seguir en el arte y la docencia. Con su trabajo, procuraba que su cotidianeidad fuera la de un obrero del arte, más parecida a la vida de los que representaba en sus cuadros, que a la de un artista célebre.

Esta imagen cotidiana de Muriel contrasta, sin embargo, con su producción visual. Es difícil describir lo prolífico de este artista, en la bodega que alberga su obra se puede ver su producción incesante. Varios cuadros en diferentes formatos, exploraciones estilísticas, técnicas y materiales, junto con abundantes carpetas de dibujos -se piensa que más de 8 000 dibujos-, dan testimonio de su trabajo incansable.

Así, parecería difícil encontrar una conexión que articule su vida cotidiana con su trabajo artístico. Sin embargo, al mirar desde su perspectiva temas como la muerte, los procesos políticos -y su crítica mordaz a sus protagonistas-, la ternura de la vida cotidiana y la fiesta popular, se hace evidente el humanismo que es el hilo conductor de la vida de Muriel. La admiración clara que sus dibujos proyectan por las personas de a pie, hace todavía más evidente la crítica al poder, y esto a su vez, esclarece su postura de izquierda que ilumina su producción durante toda su vida.

Esta muestra ha dividido la obra del artista en 4 temáticas e inicia con el tema de la muerte. Sin embargo, la aproximación del artista es diferente, primero, habla de la falla del hombre frente a la ideología y de la muerte de esta en la figura de un hombre. Las reiteradas representaciones de la icónica fotografía de la muerte del Che Guevara en Bolivia muestran su reflexión sobre el rol de los hombres frente a las luchas ideológicas. Por otro lado, representa a la muerte de los hombres comunes desde un punto de vista personal, cultural y político. En este tema no oculta su ateísmo, pero deja ver su espiritualidad frente a esta circunstancia. Representa al duelo como un ritual necesario para la vida. Su representación de la muerte es natural, como algo que se espera, que se recibe de buen agrado y que no se cuestiona, sino que se acepta.

Un segundo tema que se muestra en la exposición es el del poder. A diferencia de la muerte, la visión del artista sobre este tema es desafiante. Sus cuestionamientos los hace de forma irónica, enfrentando a los protagonistas políticos de turno, con realidades políticas, sociales y económicas vigentes, tanto ahora como hace 40 años. Representaciones de la masa en campaña electoral, el poder religioso y militar bailando con expresiones cadavéricas, orgías de poderosos y los políticos sustentados totalmente por el pueblo, entre otras representaciones sobre el tema, hacen clara su postura frente a la sociedad dividida en clases sociales y manipulada por las dominantes. En su obra Muriel propone una visión sarcástica sobre el poder político de la época y propone una rebelión social desde lo estético. Este tratamiento contestatario de temas como la política, el poder y la dictadura militar, les da un sabor mordaz a sus reflexiones. Esto hace de su obra una ventana al pensamiento político radical de Muriel.

Una faceta menos vista del autor es la faceta de la ternura. En la exposición de este eje temático se pueden ver imágenes de familias, de personas amándose, de abuelos y nietos, e inclusive, un dibujo en el que el autor explora su lado más infantil y lúdico. El autor estaba convencido de que, llegar a la cúspide de la técnica del dibujo implicaba, de alguna forma, aprender a “desdibujar”. Para él volver a dibujar como un niño demostraba una capacidad de deconstrucción de la técnica y del pensamiento artístico que solamente alcanzaban los maestros.

Finalmente se presenta el eje de la fiesta, en la sala final se puede ver claramente la admiración que el artista tiene hacia la cultura popular. Representa las fiestas populares, el color que estas tienen y hace referencia a distintos personajes de su cotidianidad como artistas, acróbatas, cirqueros y hippies. Estas representaciones se han ubicado al final como una celebración de la vida de Muriel, para festejar junto con sus dibujos la prolífica carrera de este artista.

Resulta paradójica la relación entre la contundencia conceptual de la obra de Muriel y la estética de sus dibujos. Son imágenes delicadas, en formatos pequeños, e inclusive, algunas miniaturas. Los dibujos tienen mucho aire a su alrededor y se presentan en el centro de la hoja. El desafío de la exhibición de los dibujos consistía en acercar las obras al espectador; peo fue evidente la solución en la misma obra. El montaje busca replicar la liviandad de los dibujos y permitir que el público penetre en el universo dibujístico de Muriel.

Muriel nunca ostentó su capacidad artística como una dádiva divina, como suelen hacerlo algunos artistas; él se consideraba un portavoz del pueblo, para él esa era la labor del artista y estaba convencido y feliz de que su obra pueda ser una extensión de la voz popular. Como el artista, espero que esta muestra contribuya al conocimiento general de la obra de este gran representante del arte moderno ecuatoriano. Queda, sin embargo, mucho por explorar de la obra de Muriel, espero que esta muestra sea la puerta para empezar a hacerlo.

Bibliografía

Berger, J. (2011). Sobre el Dibujo. Barcelona: Gustavo Gili.

Rodríguez, S. (2010). “Arte dibujo y actualidad” en Revista Internacional de investigación, innovación y Desarrollo en Diseño – ISSN 1889-433X. Grupo de investigación Lenguaje Visual y Diseño Aplicado – Plan Andaluz de Investigación – E. Politécnica S. – Universidad de Málaga. Vol III, N°3. Octubre. pp.1-12.

Texto de la muestra de dibujo de Guillermo Muriel presentada en el 2022 en el Centro Cultural Metropolitano de Quito.  

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